domingo, 6 de julio de 2008

Fragmento de la entrevista de Sol Alameda a JORGE SEMPRÚN (*), "EL TRIUNFO DE LOS DEPORTADOS"

El País Dominical, 5 / 6 / 1994.


—¿Aquella época todavía le provoca pesadillas?
—Pesadillas extrañas. Muchas veces no son debidas al recuerdo de aquello, sino que parece que todo lo que ha habido después es un sueño, como si la única realidad fuera aquello. Ahora menos, porque han pasado muchos años. Durante mucho tiempo no quise escribir esa experiencia. Sabía que la única manera de no recurrir al suicidio era olvidar. Y lo conseguí. Hice una cura de amnesia, pero a partir del día que escribí el primer libro de mi experiencia de confinamiento, El largo viaje, todo ha vuelto otra vez. Así que mi cura ha sido relativa.
—Se ha dicho que es imposible contar la vida en un campo de concentración.
—Tienes la impresión de que no cuentas la realidad. Ahora mismo, cuando hablaba contigo, me sentía como si lo que decía no tuviera sentido. Porque habría que contar tantas cosas que sucedían alrededor, y porque todo lo que dices es un reflejo tan pálido y mortecino de la realidad. Pero no es verdad, hay que contarlo una y otra vez.
—Usted era tan joven en aquel tiempo que esa experiencia de campo, de guerra, habrá marcado definitivamente su personalidad.
—Como dicen los psicoanalistas, es la escena primitiva. Eso me enseñó una cosa banal y que se aprende sin estar en un campo, aunque allí se aprende más deprisa; que el hombre, precisamente por ser un ser libre, es capaz de todo. Del bien y del mal. Aprendes que es mentira que el mal sea inhumano. El mal, el sadismo, es tan humano como el desinterés. Entendí por qué dicen los teólogos tomistas que Dios es inocente del mal. Tienen razón, y eso se vuelve contra ellos en el sentido de que la libertad humana tiene la capacidad de inventar el mal.

(*)Jorge Semprún . Escritor español.
Nació el 10 de diciembre de 1923 en Madrid-España. Durante la guerra civil española viajó a La Haya. Finalizada la contienda se exilió en París junto a su familia, allí terminó el bachillerato e ingresó en la universidad. En el año 1944 la Gestapo lo detiene por su afiliación al Partido Comunista Español y participar en la resistencia francesa. Lo deportaron a Buchenwald, campo de concentración nazi en el que vivió durante un año y cuatro meses. Liberado en 1945, trabajó en la revista "Les temps modernes" y fue traductor en la UNESCO. Fue nombrado miembro del Comité Central del PCE.
En 1967 consigue la nominación al Oscar al Mejor Guión Original por “LA GUERRE EST FINIE”, de Alain Resnais (Francia). Su primera novela "El largo viaje", de carácter autobiográfico, recibió el Premio Formentor y el Premio de la Resistencia. En el año 1977 ganó el Premio Planeta por su obra Autobiografía de Federico Sánchez. Fue ministro de cultura en la segunda legislatura del gobierno socialista de Felipe González.
De su obra literaria, marcada por sus experiencias políticas personales, destacan: La segunda muerte de Ramón Mercader (Premio Fémina 1969), Vaya domingo (1980), La algarabía (1982), La montaña blanca (1986), Federico Sánchez se despide de ustedes (1991), La escritura o la vida (1994) y Viviré con su nombre, morirá con el mío (2001)

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