lunes, 7 de abril de 2008


Tres actores y un testimonio.

La dramaturgia del espectáculo surge de un testimonio real, el de Bereck Frydman. Un sobreviviente del Ghetto de Lodz, y de los campos de Auschwitz, Mauthausen y Gusendos.

De lo que me provocó en mí la imagen de ese hombre y el escuchar esa voz registrada.

Frydman pudo, o decidió, en los últimos años de su vida, relatar su historia para que otros la escucharan. Esa voz es la que me llega y conmueve.

Hoy, 2007, esta ahí. Concreta.

Berek murió en Buenos Aires en el año 1997 de un tumor cerebral.

Yo lo conocí en su departamento de la calle Camargo en el barrio de Villa Crespo. Allí llegué a través de su hijo, mi amigo Claudio.

Pocas veces lo vi. Creo que no cruce palabra alguna con él.

A ese testimonio se suma otro. El de mi amigo contándome de su padre y de lo que este le contó a él.

Otro testimonio, el de un hijo que desde hace un tiempo intenta escribir algo a través del relato de su padre sumándole ficciones propias.

un JUDIO polaco intenta escuchar todas esas voces y sumar otra.

Los relatos se van articulando en diferentes planos a través de tres personajes: El padre, el hijo y un comediante.

Tres hombres en escena. Tres actores. Una historia que se arma y se desarma según quien esté interpretándola, relatándola desde la memoria de cada uno.

Alguien que cuenta “chistes de judíos”.

Un hombre mayor que revive lo sucedido. Un actor que hace de Berek.

Un hombre joven que intenta capturar el relato de su padre.

Una entrevista televisiva. Un conductor mediático y mediocre.

Un comediante que encarna a otros personajes que la misma historia trae. Actúa.

Un ajedrecista. Un rabino. Un medico. Otros.

Tres hombres en escena en múltiples tiempos y espacios. Un puzzle donde las situaciones, los tiempos y las acciones se van entramando formando un tiempo otro. El de la memoria y el de un espectáculo teatral.

Otros pre-textos: Los relatos de Primo Levy, Los cuentos de Bashavis Singer, Las crónicas de Jack Fucks (otro sobreviviente), El comic “MAUS” de Art Spiegelman, escritos de Baruj Spinoza, la cabala, La poesía de Becket, el diario de Ana Frank, los dibujos de Petr Ginz, las pinturas de Mauricio Minkowski y mas.

JUDIO intenta eso. Construir una mirada posible, una teatral, desde la humanidad de un hombre que pudo recuperar el estado de su alma antes de la locura de la historia a la que fue empujado.

Una acción. Un intento de biografía donde distintas memorias hablan. Una hipótesis. Teatro. Todo fugaz.