viernes, 1 de enero de 2010
PAGINA 12 - Suplemento Radar
Domingo, 27 de diciembre de 2009
VALE DECIR
La terrible historia de Yitzhak Ganon
El Holocausto judío sigue dejando historias que no dejan de salir a la luz.
Yitzhak Ganon tiene 85 años y vive en Petach Tikva, cerca de Tel Aviv. Evitó a los doctores toda su vida. Hace poco, según el sitio alemán de noticias Spiegel Online, Yitzhak Ganon volvió a casa y se sintió mal, tan mal que no pudo resistirse a que lo llevaran al hospital. Al llegar tuvo un ataque cardíaco y los doctores tuvieron que operarlo. Pensaron que no sobreviviría la operación, porque descubrieron que tenía un solo riñón.
Al despertar de la anestesia, Yitzhak finalmente contó la historia de por qué evitó a los doctores toda su vida, y dónde fue a parar su riñón perdido.
“Soy de Arta, una ciudad al norte de Grecia. Un sábado, el 25 de marzo de 1944, apenas habíamos prendido las velas del Sabbath en casa cuando un oficial de las SS y un policía griego entraron y nos dijeron que nos preparáramos para un largo viaje”, relata el sobreviviente, que se levanta la manga de la camisa para mostrar un número tatuado con tinta azul en su antebrazo izquierdo.
El padre de Yitzhak murió en el viaje a Auschwitz. Su madre y sus cinco hermanos fueron a las cámaras de gas. A él le tocó un destino terrible: fue a parar al hospital de Auschwitz-Birkenau, donde el ángel de la muerte, el doctor Mengele, realizaba experimentos inenarrables con los prisioneros.
A Yitzhak lo ataron a una mesa de operaciones y ahí nomás, sin anestesia ni nada, Mengele lo abrió y le sacó un riñón. “Lo vi palpitando en su mano y grité como un loco, supliqué que me mataran, para no sufrir más.”
Luego de más experimentos, cuando no tenían nada más que hacer con él, lo enviaron a la cámara de gas y se salvó por la burocracia nazi: entraban como máximo doscientos prisioneros, él era el número doscientos uno.
Yitzhak volvió a Grecia tras la liberación de Auschwitz, se reencontró con dos hermanos que sobrevivieron, emigró a Israel en 1949. Se casó y juró nunca más ir al médico.
Ahora, tras un segundo ataque al corazón que concluyó con la implantación de un marcapasos, reconoce que los médicos le salvaron la vida. Una vez más, Yitzhak Ganon escapó a la muerte.
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