viernes, 15 de agosto de 2008


Psyche Navegante Nro. 77

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Friedl Dicker-Brandeis
Una maestra clandestina

Sobre la entrada y dando la “bienvenida” al campo de Terezin en las afueras de Praga, esa ciudad imperial con casas y castillos de cuento de hadas, el cartel dice: “Arbeit match frei” (“El trabajo os hará libres”), igual que en los campos de Auschwitz y Birkenau, la misma leyenda.

Por el pórtico de esa fortaleza que fue construida para proteger a la región de Bohemia de las tropas enemigas durante las guerras prusiano – austriacas en el siglo XVIII, que luego albergaría una guarnición militar y en el siglo XIX sería utilizada como prisión para opositores a la monarquía de los Hasburgo; por ese pórtico que da al primer patio donde están las celdas comunes, pasa Friedl acompañada por su marido.

Hitler esta en el poder es el 14 de diciembre de 1942, siglo XX.

La fortaleza es ahora una prisión oficial de la Gestapo. Un año antes, el 24 de noviembre de 1941, los alemanes habían constituido allí un ghetto. Una ciudad tras las rejas. Una residencia estrictamente vigilada.

Friedl Dicker para ese entonces ya es una sólida artista. No es solo pintora si no que además diseña textiles, muebles, juguetes, escenografías, joyas, moda.

Nacida en Viena, Austria, en 1898, comenzará a los diecisiete años con su formación artística de la mano del pintor Franz Cizek del que tomaría muchos de los métodos pedagógicos que mas tarde aplicaría como docente en sus propias clases.

Cizek hacia 1885 había creado su “Escuela de arte infantil” que llegaría a tener gran reconocimiento. En ella promovería sus ideas de “arte como expresión” en los niños, considerando al arte infantil como lenguaje para la comunicación y para a evolución de estos.

Privaba a los niños de modelos a copiar para dar lugar a una genuina expresión de emociones personales, donde lo lúdico era una importante herramienta.

Sus teorías dieron lugar en esa época un aporte importante a los estudios sobre la psicología del niño y al campo de la pedagogía del arte que otros países de Europa tomarían.

Oskar Kokoschka seria uno de los alumnos de la escuela y luego docente de la misma.

Mas tarde, en 1919, Friedl ingresaría a la Bauhaus, esa revolucionaria factoría y escuela de arte y diseño de Weimar que buscaba la unión entre las artes plásticas y las artes industriales. En esos cuatro años tendrá entre sus maestros a Paul Klee y Wassily Kandinsky. En esos cuatro años continuará comprobando que el arte puede crear un mundo mejor, uno distinto.

Filosofía y ética que sostendrá durante toda su vida.

Después de sus estudios en la Bauhaus, inauguraría su propio estudio de arquitectura y diseño, paralelamente a su incorporación al partido comunista y a la militancia política que la llevaría a su arresto.

Liberada llega a Praga donde comenzaría a trabajar con niños refugiados. En esos talleres de plástica, sus métodos se irán transformando en elemento terapéutico y efectivo para que estos puedan a partir de la expresión grafica y plástica elaborar sus traumas.

En 1936 contrae matrimonio con Pavel Brandéis, su primo.

Para 1942, la jerarquía nazi implementa su plan para “la solución final”, el asesinato sistemático y masivo de la población judía europea. Friedl se encuentra luchando para ganarse la vida en ese panorama hostil, cuando es apresada junto a su esposo y es empujada a traspasar ese pórtico del campo de Terezin.

Entre las cosas que logra llevar a su cautiverio, Friedl elige materiales y provisiones de arte.

En esos dos años de subsistencia en Terezin, clandestinamente se vuelca a la enseñanza de los niños confinados, ayudándolos a expresar sus temores, sus terrores y sus esperanzas a través del dibujo y la pintura.

Friedl divide en grandes grupos a los chicos y fomenta la valorización de trabajo de cada niño y la de los compañeros. A cada grupo le da temas para que se expresen y esto se registra en las series temáticas que lograron conservarse.

Con muy pocos elementos a su alcance (lápices, crayones y acuarelas) pintan sobre las superficies que logran encontrar, cartones, papeles ordinarios de envolver, formularios, etc., utilizando diferentes técnicas (collage, bordado sobre papel, dibujo, pintura).

Así experimentan con el color, la perspectiva, las formas y tienen también sus horas de “dibujo libre”.

La temática de los trabajos que se conservan se divide por un lado en claros ejercicios de composición y estudio, y por otro, en expresiones plásticas propias de un niño, paisajes, ciudades, flores, familias, animales, escenas fantásticas. Si bien estas imágenes no son reflejo de su cotidiana realidad, si lo son de sus recuerdos antes de Terezin.

Otro grupo de trabajos, menor en cantidad, representan sí esa nueva realidad, los dormitorios, las barracas, etc.

Padeciendo el hambre, las epidemias, viviendo generalmente separados de sus padres en “hogares” colectivos, estos niños con sus terribles sufrimientos también juegan, dibujan, escriben poemas.

El número de niños y jóvenes que pasaron por Terezin aun se discute. Se cree que la cifra supera los 11.000 entre niños y jóvenes de hasta 18 años. Solo un centenar de ellos lograría salir con vida de este infierno.

Construir entre la deshumanización y la muerte. Dibujar para no quedar ahogados en el silencio. Pintar para ser humanos.

En su mayoría son dibujos de niñas de entre 10 y 15 años, lo que hace suponer que esas clases de dibujo se realizaron más frecuentemente en el hogar para niñas L410.

Antes de ser deportada “al este” (Auschwitz) Friedl esconde en dos valijas 5.000 dibujos intentando de un modo resguardan la identidad de esos niños. Las valijas quedarían escondidas bajo un camastro y serían descubiertas diez años después.

Es Octubre de 1944 y el transporte donde la asignan es el Eo No.167.

Friedl Dicker Brandeis muere a los 46 años en Birkenau el 9 de ese mismo mes. Su marido sobreviviría

Terezin sería liberado el 8 de mayo de 1945.


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