domingo, 11 de mayo de 2008


Claudio Frydman siempre nombra a Atahualpa Yupanqui. Reconoce en él a un maestro, a un hombre sabio. Como en él la guitarrra y los silencios son compañia permanente.
Y Atahualpa dice que hay que sentarse para ordenar los adentros:

"Las huellas no se hacen solas
ni con sólo el dir pisando,
hay que rondar madrugadas
maduras en sueño y llanto.

Vientos de injustas arenas
fueron mi huella tapando,
lo que antes fue clara senda
se enyeno de espina y barro.

Parece que no hubo nada
si se mira sin mirarlo,
todo el malezal confuso,
pero mi huella está abajo."

"De tanto dir y venir" (milonga)
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Y escribe Claudio.....

"La palabra Atahualpa significa Tierra que anda, y Yupanqui Lo contarás.
Y como diría Yupanqui, yo escribo lo que la tierra me dicta, es decir la naturaleza y sus misterios.

La tierra, el cielo, los árboles, las estrellas, los pájaros, la luna, etc.Yupanqui escribió sólo una infinita canción para los hombres: una extensa alegoría a la vida, a la justicia, a la libertad, al amor y a la fraternidad.

Él conocía la génesis y el destino del canto, por eso pudo exponer ambos extremos de esta aventura espiritual con justeza incomparable.

Y así fue... "

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