Un hijo trata de hablar de su padre, construye ahora aquí en este teatro el juego de la escena para contar quién fue su padre y entender quién es él.
Y todo plasmado en una articulación de escenas y planos narrativos que mezclan el tiempo real y el recuerdo, construyendo ante nuestros ojos ese tiempo histórico.
Ese tiempo que necesitamos para poder reflexionar sobre las cosas que arman una vida.
La obra se plantea como una reflexión de los vínculos humanos. Nos preguntamos ¿qué nos hace vivir? ¿Qué nos hace seguir día a día en el camino de la vida?
El padre ya no está. Ese hijo tiene ahora la necesidad de entender un poco a aquel hombre que fuera su padre y el camino encontrado es la exposición.
Exponer ante las cámaras de un programa de televisión ese recorrido de vida.
Para ello lo contado se hace hoy y lo vivido vuelve para ser tiempo de representación teatral.
Porque sentimos que sólo el teatro como camino de arte nos hace ver en el sentir, es que usamos el teatro para pensarnos.
Necesitamos reflexionar sobre todo lo que arma una vida.
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